Sam Jackson merece la gratitud de los fanáticos de la música clásica, no críticas.

Así que Sam Jackson se ha unido a un creciente club, a saber, todos los controladores de BBC Radio 3 de los últimos 30 años, acusados de “simplificar” la red. ¿Sus crímenes particulares? Se reducen a dos actos atroces.

Ha trasladado un programa de crítica de discos de la mañana del sábado a la tarde del sábado, lo cual aparentemente ha “arruinado el fin de semana” de aquellos que no pueden entender algo llamado BBC Sounds, que te permite reproducir cualquier programa de radio en cualquier momento del día o de la noche. Y ha resucitado un antiguo programa de Radio 2 llamado Friday Night Is Music Night, que mezcla clásicos populares con lo que solía llamarse “música ligera”: canciones de musicales, bandas sonoras de películas, etc.

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¿Es eso un presagio del colapso de la civilización? Recuerdo a un adolescente, a finales de los años 60, que tuvo su primera introducción cercana a la música orquestal porque tocaba el segundo trombón en la banda de metales de su padre, que a menudo era invitada a tocar junto a la BBC Concert Orchestra en Friday Night Is Music Night. ¿Esas peligrosamente poco sofisticadas noches en el Camden Theatre y el Golders Green Hippodrome corrompieron irreparablemente su mente?

Bueno, posiblemente; pero ahora es el crítico musical jefe de The Times, y es muy bueno en enfadarse por casos reales de simplificación donde los ve. Ofrecer puntos de entrada a la música clásica para los recién llegados, en diferentes niveles de sofisticación musical, no es simplificar; es asegurar que la forma de arte (y Radio 3) sobreviva en tiempos de incultura.

Debo confesar que actualmente soy un colaborador (muy temporal) de Radio 3. De hecho, mi período de seis semanas los sábados al mediodía (¡o cuando elijas escucharlo!) se cita en algunos círculos como evidencia adicional de un lamentable populismo. Como alguien que puede aburrir a Inglaterra hablando sobre la música de Harrison Birtwistle, estoy bastante orgulloso de la acusación.

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Jackson realmente merece la gratitud de los fanáticos de la música clásica, no críticas. Lo que ha hecho, en silencio, entre bastidores, es evitar la verdadera simplificación que los ejecutivos de la BBC planeaban hace 18 meses: la abolición de los BBC Singers y muchos puestos de trabajo en las orquestas de la BBC.

Sí, también dice que ha “reflexionado” sobre si Rule, Britannia! debería seguir siendo cantada en el Last Night of the Proms. Y así debería ser. Pero es demasiado astuto para verse envuelto en esa estúpida guerra cultural. Cuando se revele el programa de los Proms de este verano más adelante esta semana, no tengo duda de que será un negocio de ondear banderas como de costumbre en la Última Noche.